Un lugar donde todo es posible y la ilusión es el combustible...

viernes, 19 de noviembre de 2010

El valor del silencio



Samantha adoraba el silencio... donde la palabra ya no podía explicar más, donde la música necesitaba un inciso para expresarlo todo, donde la imagen precisaba mutismo para asimilar en profundidad un fotograma digno del veto del sonido..... ese era el silencio para ella imprescindible.
En muchas ocasiones se regía por esos momentos en las conversaciones en que nadie decía nada para entender lo que estaba ocurriendo: en ocasiones el silencio era tenso, otras ejercía las veces de un sedante; pero la forma en que más le gustaba el silencio era cuando nada podía describir mejor que éste los pensamientos y sentimientos humanos.
Por ejemplo, las miradas: tomaban verdadera importancia sólo acompañadas de silencio, ese maravilloso silencio en el que no hace falta decir nada porque una sola palabra estropearía la perfección del momento. Según Samantha únicamente se podía decir más en una de esas situaciones en que las miradas se quedaban fijas en los ojos de otra persona si una sonrisa o un suspiro la acompañaba.

Cuando no se puede decir nada es mejor disfrutar del silencio, hay veces que merece la pena no hablar y deleitarse con aquellas cosas que no somos capaces de percibir con interferencias sonoras. Saboread más el silencio y vuestra vida será más rica: tendréis el privilegio de descubrir lo que quizás nadie más sea capaz de ver.

martes, 2 de noviembre de 2010

Un alma


Misterioso, disfrazado de crudeza y colmado de apatía....
Así parecía Joel, un joven que en realidad era ambicioso, soñador, impulsivo y adorable ... todo ello acompañado, sin embargo, de una racionalidad aplastante.
Intentaba esconder su sensibilidad bajo una piel de transparencias que no todo el mundo era capaz de ver.
Debajo de su translúcida cobertura se escondía un alma sedienta de conocimiento, cariño y comprensión.
Eternamente nostálgico, intentaba cubrir sus vacíos emocionales con cualquier cosa que le llenase, pese a que muchas de ellas le hacían sentirse tan pequeño como una microscópica bacteria en medio del océano.
Disfrazaba su felicidad de prepotencia (su coraza le hacía parecer una fortaleza impenetrable), pero se veía tan minúsculo que no sabía cómo vivir sin ese escudo para que no le hiciesen daño....

Lo que Joel no sabía es que tal armadura no existía, que su dolor y sus desengaños se la habían ido forjando lentamente, sólo en su mente. Por muchas capas que se pusiera encima seguía siendo el mismo bajo esa transparente piel de la que hablaba, sólo tenía que ver que no debía esconderse de sí mismo.

El problema residía en que no sabía que la coraza se estaba adhiriendo a su piel, no sabía que su personalidad se estaba empapando de la crudeza, la apatía, la prepotencia...

Puede que Joel fuese misterioso, pero porque no dejaba que nadie viera lo que en realidad era...
Joel era un genio

lunes, 11 de octubre de 2010

El futuro es Ahora...


Me gustaría escribir una historia sin pasado ni futuro... sólo con presente:
Que el presente de hoy vaya forjando el pasado de mañana....
Que el presente de mañana sea el futuro de hoy...
Y así sucesivamente, día tras día.

Me gustaría escribir una historia no esperando que el reloj marque las horas ni viendo cómo pasa el tiempo... sólo observando el movimiento de las saetas en cada instante:
Que marque segundo tras segundo el presente que pronto se convertirá en pasado....
Que marque claro dejándome percibir que después del segundo presente vendrá un segundo futuro...
Y así de manera consecutiva, segundo tras segundo.

Me gustaría escribir una historia... pero las historias las escribe el momento presente.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Una lágrima por cada pensamiento alegre


Un día Susana se levantó de la cama con el pie izquierdo...
El sol brillaba pero una nube de malas vibraciones se aproximó a ella cual feroz león sediento de sangre humana. Y cuando pensaba que el día no podía ir peor... le cayó como un jarro de agua fría un tormentón de inconvenientes que escapaban a su control.

Al llegar a casa, Susana intentó esconderse del mundo como intentando que el día no empeorase: y no lo hizo. De repente entró por su ventana revoloteando jovial un hada diminuta, de sonrisa encantadora y una luz y un candor especial. Se hacía llamar Campanilla y tanto la escuchó que terminó por considerarla una amiga.

Pasado el tiempo y al hablar de la amistad el hada le dijo "No se puede explicar... la amistad es algo que atraviesa el alma..." Lo que Susana no terminaba de explicarse es cómo podía Campanilla saber cuándo entrar por la ventana para darle la chispita de alegría que necesitaba...


La amistad es cierto que no se puede explicar, pero se puede sentir y si Susana tuviese que derramar una lágrima por cada pensamiento alegre que su amiguita le había evocado año tras año, no habría consuelo para calmar su llanto.



Un día Susana se levantó de la cama con el pie izquierdo...

... pero alguien le ayudó a cicatrizar las heridas que a primera hora de la mañana le abrieron a zarpazos.

Gracias por todo, Campanilla



domingo, 3 de octubre de 2010

Un golpe de suerte



Como casi siempre que le ocurría algo crucial en su vida, Elisa subió a la terraza. Esta vez no había ocurrido un hecho como tal, lo que ocurrió había pasado tan sólo en su mente, un pensamiento que de repente se hizo firme a sí mismo. No necesitaba motivos materialmente palpables para estar convencida de que era una sensación fuerte: de manera inamovible estaba segura.

La terraza era su lugar mágico, algo especial tenía ese sitio que le hacía ver las cosas con otros ojos. Quizás era porque subiendo sola y teniendo como únicos e inertes testigos el viento, la luna y la nocturna ciudad bajo sus pies se podía ver a sí misma tal cual era. Sin ningún tipo de condicionante externo era, con diferencia, el único lugar donde podía pensar con claridad.
Extendió los brazos y pudo notar cómo el viento recorría cada uno de los poros de su piel, sintiendo una liberación alentadora. Acto seguido, se sentó en una de los muros que rodeaban la terraza y divisó lo que sobre y bajo ella había....
Intentó hacerse una idea de lo que otras personas podían estar viviendo en ese mismo momento, pero en ese instante sólo importaban sus sentimientos: claros y sinceros.
Sabía que una ardua tarea le aguardaba, pero visualizaba su objetivo y  tanto le atraía el reto que cada vez le parecía más sencillo alcanzarlo. Puede que quizás no más sencillo, pero sí más magnético.
Llamadlo casualidad si os parece lícito... Ella estuvo hace meses en el lugar adecuado en el momento oportuno: siendo ella misma y cociendo a fuego lento se fue abriendo ante sus ojos una puerta más que interesante.
Quizás sólo fuese necesario esperar para que terminara de abrirse.... Si creía estar haciendo las cosas bien... ¿por qué no iba a ocurrir?

Un golpe de suerte: tenía delante de sí por fin lo que tanto ansiaba... Sólo tenía que esperar el momento exacto, de la misma manera que el viento únicamente sopla cuando tiene que hacerlo...

jueves, 23 de septiembre de 2010

Miedo



"El miedo... ¿qué decir de él?", pensó Sally cuando Peter le preguntó al respecto.
"Puede ser tu peor enemigo si te supera pero hay que reconocer que sin miedo no hay emoción y nos puede desestabilizar si no estamos en nuestro mejor momento" , intervino Sally, a lo que Peter respondió: "Pero acompañado de curiosidad puede erradicarse. Nadie puede decir que no tenga miedos, pero sí que sienten curiosidad por saber qué hay detrás de ellos. Creo que es imprudente lanzarse al vacío, pero ¿qué te da miedo? ¿Por qué no vas a por lo que quieres si sabes que lo quieres? ¿A caso te aterra no saber qué te deparará el futuro? ¡Pues menuda chorrada!"

Sally se quedó pensativa unos segundos con su mirada clavada en la copa de vino que tenía entre las manos.

"¿Por qué es una chorrada que tenga miedo al futuro? ¿Por qué?  Si te soy sincera, lo que en realidad me asusta es el hecho de no poder controlarlo."

   Así anduvieron divagando sobre el miedo al futuro que Sally tenía; pero en realidad tenía miedo de equivocarse, de tomar el camino incorrecto... en definitiva: lo que temía en realidad era no alcanzar la felicidad.


Un buen dia, habiendo pasado semanas sobre aquella conversación se volvieron a ver nuevamente con un par de copas de vino a medio llenar como testigos.
La pregunta de Peter fue clara: "Qué, ¿cómo llevas tu miedo?" Y entonces Sally comenzó a exponer lo que su mente había ido disertando los días posteriores a la conversación:
"Lo cierto es que no ha desaparecido, pero he aprendido a vivir con él. Yo diría que hay una parte de mí que me dice que es incluso positivo, ¿sabes por qué? ¿Recuerdas aquello que me dijiste sobre que si sentía curiosidad llegaría a erradicarse? Pues no estoy de acuerdo del todo, pero he de reconocer que ese futuro que tanto me aterra me despierta unas ganas desbocadas de saber qué pasará y me sigue desestabilizando, pero el miedo y yo hemos aprendido a convivir.
Como bien dijiste, no me puedo lanzar al vacío pero no me asusta seguir adelante. Supongo que me dejaré llevar por lo que los acontecimientos me vayan deparando y disfrutaré de lo que en cada momento tenga. Estoy empezando a coger las riendas de mi vida y tengo que ir a por lo que quiero con o sin miedos."

   Sally, pasado el tiempo, descubrió que su vida iba mucho mejor dejándose llevar sin dejar, al mismo tiempo, de ser ella misma. Se dio cuenta de que la felicidad llega si sabes llamar a su puerta y que el miedo no era un defecto sino una de esas cosas que le dan emoción a la vida.

Si temes algo, es porque tienes miedo a perderlo.

martes, 21 de septiembre de 2010

Daniel, el desconocido borde







Una ducha, algo de espuma para el pelo, maquillaje, (y tras unas cuantas pruebas de vestuario) un modelito con sus más sexis Manolos, perfume, barra de labios y ¡a quemar la ciudad! 
   Jane caminaba como siempre con la cabeza bien alta y rumbo a una noche trascendente donde las haya. Le habían invitado a un nuevo local en la 7ª con la 32ª y 
Manhattan lucía tan mágica como de costumbre.
   
   Cuando llegó al lugar donde se esperaba a la gente más cool de toda Nueva York, se dio cuenta de que la fiesta era más selecta de lo que le hubiese gustado. No había prácticamente nadie y aquello paracía una reunión de veteranos de la II Guerra Mundial: los invitados no se movían ni para coger una copa de la mesa del cátering.
    Mientras esperaba a sus amigas, Jane abrió su bolso y extrajo de él su pitillera y un encendedor. Tan sólo había dado un par de caladas a su cigarrillo cuando un chico se le acercó y le dijo: "No sé cuánto tiempo llevas en Nueva York, pero tira eso ahora mismo si no quieres ir a la cárcel". (Jane sabía perfectamente que en Nueva York no está permitido fumar en ninguna parte exceptuando los espacios debidamente señalados para tal fin. Su problema es que le daba igual la ley antitabaco y él era un no-fumador que tan sólo queria advertirle de la prohibición.)
Entonces ella, mirándolo con bastante desprecio intervino: "Soy de Manhattan", al tiempo que tiraba el cigarrillo al suelo. Él lo pisó para apagarlo y le tendió la mano: "Perdone que no me haya presentado, mi nombre es Daniel y no me preocupa que vaya a la cárcel, me preocupa mi salud".
   En aquel momento Jane pudo haberse dado media vuelta y haberle dejado con la mano estirada por ser tan borde, pero decidió darle un voto de confianza precisamente por haber sido ella quién desafió primero con su mirada colmada de prepotencia.

   Y resultó ser un éxito: aquel cigarrillo que un tal "Daniel el desconocido borde" apagó bajo su pie no resultó ser el último que Jane fumó en su vida; pero gracias a lo que hablaron durante unos minutos en la fiesta más aburrida de toda Nueva York Jane recordaba aquella conversación cada vez que encendía un cigarrillo entre sus labios.
Daniel y Jane no volvieron a verse, pero ella agradeció haberse cruzado con alguien a quien, pese a todo, le debía más de lo que él podía imaginar: quizás gracias a él, algún día Jane dejaría de inhalar humo por "placer" para empezar a vivir...

jueves, 16 de septiembre de 2010

Sobre la tristeza


- Primera Sinfonía de Mahler, tercer movimiento.
Eso estaba sonando por la radio aquel dia. Se sucedían en su mente los capítulos más tormentosos de su vida, pero alguien le había dado a Rebeca la tercera lección sobre la tristeza unas semanas atrás.
- La primera lección la recibió de la vida
- La segunda se la dió Gustav Mahler
- Y la tercera... la aprendió de una sencilla composición surgida de una forma de ver el mundo diferente, de una mirada quizás algo desorientada pero sincera, de una humanidad extraordinaria...

   Esta es la lección que Rebeca había (sin saberlo hasta entonces) aprendido unos días antes:
Inevitablemente, con una obra cuyo nombre es "Sobre la tristeza" no pudo evitar pensar primeramente en la más absoluta de las desdichas; pero había algo más allá del significado del título en aquella música. Había sinceridad, vida, recuerdos e incluso una alegría implícita. ¡Sí! ¡Alegría! (Más tarde entenderán por qué)

   La sensación al escuchar Mahler siempre era melancólica, pero cada vez con unos sentimientos diferentes a la anterior. Pero aquella tarde no era una sensación de quebranto lo que notaba, porque la tercera lección había sido la más agradable de todas:
Rebeca se dio cuenta de que siempre es mejor hablar sobre la tristeza cuando se está bien y en ese momento, escuchando a Mahler, pensó que si alguien que aparentaba ser la alegría personificada le enseñó "Sobre la tristeza" era porque no pueden existir la una sin la otra.

   La tristeza y la alegría van de la mano. Si no hubiese momentos malos no apreciaríamos los buenos momentos y esa es una de las cosas que Rebeca había aprendido de alguien que no era consciente de haberle enseñado nada.

jueves, 26 de agosto de 2010

Soledad


Había una vez una niña que tenía miedo a la oscuridad, a los monstruos, al hombre del saco,... "¡Pues como todos los niños!" (pensaréis). Y es que en realidad esta no es una historia sobre una niña, sino sobre todos los niños del mundo y ahora veréis por qué.

   Conforme la niña iba creciendo y ganaba seguridad en sí misma los miedos poco a poco desaparecían. Llegó a pensar que algún día no tendría miedo a nada ni a nadie, pero justo cuando ya podía decirse "no tengo miedo" comenzó una batalla: la batalla consigo misma.
   Había crecido, era independiente, ambiciosa y luchadora, pero le aterraba estar sola. Cuando estaba sola su mente daba vueltas y más vueltas sobre auténticas banalidades que llegaban a tener una importancia vital de tanto pensarlas. Cuando estaba sola se enfrentaba a sí misma y no había nada que le aterrase más que verse tal y como era, pero su mayor defecto era, precisamente, que no veía más que sus taras...
... y los que estaban cerca de ella la adoraban. ¿Paradójico?

   Todos crecemos y perdemos miedo a algunas cosas. Esos miedos que perdemos dejan paso a otros nuevos y es que es ley de vida. Si encontráis a alguien que diga que no tiene miedos probablemente sea porque tiene tantos que no sabe por dónde empezar para solventarlos. 

   Hay que coger el toro por los cuernos y enfrentarse en primer lugar a uno mismo y luego a lo demás. El primer paso para resolver un problema es reconocer que lo tienes y el mayor error caer en un bucle infinito.

martes, 24 de agosto de 2010

Concierto para dos violines


   El amor de verdad... era sincero e inocente: no eran más que unos adolescentes, unos crios en realidad.
La sensación de aquel primer beso en el cuello Inés la tenía olvidada hasta que un dia, pasados los años, habló de Antonio José. A penas se acordaba de él hasta que su hermano le preguntó por la historia. Fue una historia bonita, sencilla, entrañable...

   En el autobús se sentaban juntos Antonio José e Inés y había algo mucho más allá de lo carnal, se miraban a los ojos y se veían realmente como eran. El beso del que antes hablaba, el que luego desembocó en los labios, era el más entrañable que había sentido Inés jamás.
Pasó, después del encuentro del autobús meses sin saber nada de Antonio José, pero anhelando volver a probar la sinceridad de sus labios. Finalmente se volvieron a encontrar, pero sus vidas habían cambiado demasiado y pese a que se declararon sus recíprocos sentimientos no fue posible que de ahí surgiera una relación. Las circunstancias les obligaron a separarse, pero esta vez sí es cierto que fue bonito mientras duró.

   Conforme Inés le contaba todo esto a su hermano se dio cuenta que no volvería atrás para cambiar nada de lo que sucedió porque era una bonita historia tal y como sucedió. Habían pasado años y hasta ese momento ella no pudo ser consciente de que aquél fue su primer amor pese a que ella anteriormente ya había estado con otros chicos. Fue un amor fugaz pero sincero y todo lo que Inés recordaba de Antonio José era bonito: no había malicia, intereses, prejuicios... simplemente eran ellos mismos y quizás por eso aquel primer beso en el cuello ella lo recordaba como el más entrañable.
   Pese a que ya no sintiera nada por él (excepto un cariño verdaderamente sincero) nunca olvidaría Inés esa sensación dulce, tierna, inocente...

viernes, 20 de agosto de 2010

El cazasueños





   Había una vez una joven bastante incrédula y desconfiada a la que paseando por una feria esotérica una bruja le regaló un cazasueños.
"Dicen que los cazasueños sirven para ahuyentar las pesadillas y que sólo entre la energía positiva." - Dijo la bruja.
   Como no se puede decir que no a un regalo la chica se lo quedó y lo colgó en la ventana de su habitación.

   Lo cierto es que pese a que no se dejaba sugestionar por todo aquello que parece tener un trasfondo relacionado con la magia y el mundo esotérico le tenía bastante respeto. Es más posible que no quisiera creer que el hecho en sí de que no creyese.

   Pues bien, la verdad es que las pesadillas no cesaron, pero comenzaron a reducirse sustituyéndose por  sueños no demasiado relevantes pero imprescindibles.
Una noche, en su descanso apareció un monje budista que le dijo: "Si amas algo de verdad déjalo marchar. Si no vuelve es que nunca fue tuyo."
   Ese sueño marcó su vida para siempre: en la mayoría de las decisiones que tomaba a nivel personal aplicaba la sabia expresión que un monje una vez le mencionó. Siempre pensó, a partir de entonces, que el cazasueños había atraído al budista para ayudarle a tomar decisiones en su vida.

   Lo cierto es que pasó toda la vida mirando el cazasueños antes de acostarse para atraer al monje y que le aconsejara de nuevo: nunca sucedió.
   Su vida no la cambiaba el cazasueños, era ella quien llevaba el timón de su propio barco.

viernes, 11 de junio de 2010

Té con pistachos

  Una tarde que se presentaba tranquila. Dulce, salado, bebidas y amigos.



De repente alguien pide una cerveza con el té sobre la mesa y... la revolución fue llegando poco a poco: cada vez más gente probó los pistachos.
Es difícil de explicar, pero creo que muy lentamente algo fue despertando en cada uno de los presentes. No podría decir con exactitud si fue algún ingrediente secreto de la cocinera en los dulces, si fue el contraste del té con los pistachos... Nunca lo sabremos, pero eso es lo de menos.
La tarde perfecta, en la mejor compañía, risas y sobre todo muchísima música.

martes, 8 de junio de 2010

Tatuaje de una familia...

   Quién no la ha escuchado decir "Las canciones de ahora no valen nada, las de antes si que eran bonicas. Ahora no saben cantar".
Perdonad que lo lleve todo siempre a mi terreno, pero la música es mi vida y no puedo evitar pensar que una canción pueda recordarme a ella.

   "Eran canciones para sobrevivir.Canciones con calor, con ilusiones, con historia; canciones para sobreponerse a la oscuridad, al vacío, al miedo. Canciones para tiempos de soledad."



Un abrazo de esos que necesitáis desde Murcia.

lunes, 24 de mayo de 2010

Si ya no puede ir peor... espera a que sople el viento a favor

   La palabra es una gran aliada, la voz el mejor medio y unos oídos acompañados de una mirada de confianza son la mejor cura.

   Todos tenemos problemas, miedos, inseguridades y agobios; todos hemos pasado por malas rachas de las que esperamos poder salir pero no sabemos cómo y muchas veces sólo necesitamos hablar y desahogarnos. Ni siquiera estoy diciendo que necesitemos que nos aconsejen. Soltar todos los demonios por la boca ya de por sí te hace quitarte parte del peso que llevas colgado sobre los hombros; y si a eso le añadimos que quien escucha no te aconseja pero te muestra otro punto de vista el alivio es mayor.

   No se camina igual estando agotado si vas tú solo aguantando todo el peso de tu cuerpo (y de tu mente) que si alguien te tiende su brazo o su hombro para que puedas dejar parte del lastre sobre un punto ajeno a tu persona.

   Si ya no puede ir peor, haz un último esfuerzo. Espera a que sople el viento a favor...

domingo, 16 de mayo de 2010

EL DRAMA: Magia y Color.

 


   Caras maquilladas, peinados excéntricos, personajes (y personas) peculiares, focos, aplausos, música....
Ese es el resumen de una experiencia diferente, alternativa a mi vida de músico y no por ello incompatible. El escenario es el mejor lugar para un artista, es algo inexplicable. Podríais preguntarme qué se siente ahí arriba, qué expresiones tenían los actores entre bambalinas, qué clase de personas son fuera del drama... cualquier respuesta que os diera estaría de más. Sólo cuenta la magia. Si os dijese algo sobre lo que no es la escena sería quitarle parte de su halo de misterio a lo que para mí es casi un indescriptible ritual.
    Eso es magia. Son auténticos magos del "engaño". ¿Cómo puede ser una misma persona tantas a la vez?
Siento verdadera admiración por esos artistas que hacen lo que más les gusta en el mundo. Consiguen que el público ria, llore, aplauda, se extrañe o incluso se retuerza de dolor o impotencia en su asiento. Las personas que de manera anónima van a disfrutar de la representación se evaden por unos minutos de sus problemas y se funden con la escena...
   Lástima que la de actor sea una profesión que no esté tan reconocida como la de abogado, por ejemplo; ya que aunque sea de una manera diferente, ambos te consiguen quitar quebraderos de cabeza y se ocupan de lo que te angustia.
   Disfrazaros, maquillaos, vestiros, coged una obra de teatro al azar e intentad meteros en la piel de alguno de sus personajes: sus miedos, sus inquietudes, sus ambiciones... seguro que descubriréis que no es tan fácil y que no todo el mundo está preparado para meterse de lleno bajo otra piel. Respetad a quienes lo consiguen porque nos hacen soñar y tener ilusiones. Sin sueños e ilusiones la vida es en blanco y negro; y en consecuencia, sin teatro no hay color en nuestras vidas.

miércoles, 21 de abril de 2010

Dum-dum....




   Dumdum dumdum dumdum.... siento el bombeo de mi sangre por ese órgano al que llaman corazón. La ansiedad me agobia. Necesito... salir. ¡Eso es! ¡Me voy! Me levanto de la cama, me pongo lo primero que pillo y ¡a la calle!
  
   No puedo dejar de andar, voy sin rumbo aparente aunque deseo llegar a un destino pero, ¿cuál?. Camino, camino más y más deprisa. Miro a todas partes pero no veo nada. No huelo el aire contaminado por el humo de los coches, no oigo ruidos de sirenas ni cláxones. Sólo oigo a mi cerebro decirme: ¡sigue!. No reconozco si quiera a la gente con la que me cruzo, no hago caso ni del teléfono ni de semáforos.... mi mente va más deprisa que todo eso. Mis neuronas van por delante de mis pies.
  
   Cada vez necesito ir más y más deprisa, pero no puedo correr. Por suerte, para entonces ya he salido de la ciudad y estoy enmedio del campo.
   Intento gritar pero es tal el nudo de mi garganta que no me sale ni un mísero hilo de voz. Toda esa rabia que no es capaz de canalizarse a través de mis cuerdas vocales se focaliza de golpe en las cuencas de mis ojos.
   Me siento en una piedra y lloro: dejo correr mis lágrimas a su libre albedrío por mi rostro.

   Cuando casi no puedo respirar y ya he gastado todas las reservas de líquido que tenía llega ese olor... mmm .... romero... Me voy buscándolo con el olfato más que con la vista y arranco una ramita. Lo huelo profundamente, me siento en la misma piedra y me cae la última lágrima.

   Alzo la vista y como por arte de magia todo ha cambiado. Estoy tranquila y puedo respirar con facilidad. Ahora a penas lo noto: dum....    dum.....        dum.........

lunes, 12 de abril de 2010

Rumbo al cielo


   Quiero volar. Seguramente si fuese una niña os parecería lo más normal del mundo, pero no lo soy
   Quiero pensar que puedo volar. Así hablaría si estuviera pasando por esa fase pre-adolescente que no te deja saber con claridad qué eres exactamente y en la que comienzas a dejar de creer en lo increible: no es el caso.
   No puedo volar. Es lo que piensas cuando, siendo un adolescente empiezas a ser realista.

   Ahora sé que quiero volar y quiero pensar que puedo volar pero sé que no puedo hacerlo.
   Soy una soñadora y eso tiene sus cosas buenas. Pero serlo implica darme de bruces con la realidad cuando no sé cómo alcanzar lo que tanto anhelo. Se supone que encontrar el equilibrio forma parte del aprendizaje pero, ¿existe el equilibrio?; y si es así ¿dónde está?. No voy a esperar a que llame a mi puerta porque no lo va a hacer; por contrario dicen que no hay que buscar las cosas que a la vida le pides porque puede que en algún momento te lleguen.
   ¿Se supone que tengo que dejar de soñar porque mis sueños no se cumplen?

   Por si acaso, aunque sepa que no puedo volar sigo queriendo hacerlo, así que prefiero pensar que puedo.

lunes, 5 de abril de 2010

Érase una vez un cuento que nunca fue narrado...

 Érase una vez un cuento que nunca fue narrado, cuya princesa nunca creció en un palacio que jamás existió.
   Los sueños que tuvo nunca se hicieron realidad en el reino que jamás tuvo lugar pese a que la princesa podía acceder a toda la nada. No tenía nombre ni un carruaje con lacayos a los que dominar. La vestían doncellas que sólo existían en su mente con los más bellos jubones y almidonadas enaguas que sólo ella podía imaginar.
   No tenía nada, pero era una princesa.

   Probablemente sus aventuras transcurrían mientras paseaba por el Jardín de las Delicias y puede que su mejor amiga fuese Madame Pompidou, pero es algo que nunca podremos asegurar.

   Sólo existía un elemento real en su vida: todas las noches tenía un sueño, el mismo luna tras luna.

   Él no era su príncipe azul, ella no quería a un príncipe. Era todo un caballero, una persona normal pero diferente al resto: sabía hacerle reír, le daba los abrazos más maravillosos del mundo y la miraba como nadie, jamás antes, lo había hecho.
   La princesa no sabía comportarse en su presencia. Se ponía nerviosa y normalmente acababa haciendo o diciendo la primera tontería que se le pasaba por la cabeza, pero su pretendiente sí sabía dominarla.

   Los labios del hombre que deseaba, su sonrisa y sus ojos le hacían soñar con lo que finalmente terminaría sucediendo....


Siempre ocurría lo mismo:

   Iban paseando y él le cogía la mano izquierda con firmeza pese a su palpable nerviosismo. Entonces se miraban a los ojos, nunca de manera lasciva pero sí con el deseo que un niño mira el escaparate de una bombonería (algo aparentemente invisible les separaba de lo que más deseaban).
   El caballero se giraba hacia ella y le acariciaba sus sonrojadas mejillas, acto seguido su mano derecha llevaba la fina piel de los dedos de la princesa hacia atrás, rodeando su masculino y robusto cuello. Con el pulgar él le acariciaba el labio inferior dejando entrever sus dientes; y a la par que con un brazo le rodeaba la espalda, abandonaba el labio para dirigirse a su nuca.
   Con firme delicadeza la tenía rodeada y entonces era el momento de estrecharla contra sí y terminar fundiéndose en un cálido y anhelado beso.

   Cuando la princesa comenzaba a notar el dulce sabor de la ternura y la pasión; entonces, sólo cuando llegaba ese momento de plenitud focalizado en su pecho....




 ...despertaba.

   Aquella princesa del cuento que jamás había comenzado, nunca había existido. Nada de lo que pasaba en su vida era real excepto el sueño de cada noche. Paradójico, ¿no creen?. Si los sueños no son reales, ¿por qué lo único verídico de una realidad completamente ficticia es un sueño?

sábado, 27 de marzo de 2010

La canción de cuna que nunca te canté....

La canción de cuna que nunca te canté, 
hablaba del calor del hogar, 
la linda nana que jamás recité, 
te deseaba oír llorar.

No puedo imaginar tu voz,
turisa me puede hacer muy feliz,
pero no conseguiré creer que te tengo
hasta que te tenga junto a mi.

Probablemente sea tarde para acunarte
mis débiles brazos no podrán sentir
cómo el peso de tu cuerpo se va desplomando
poco a poco, lentamente, cuando consigas dormir.

Quiero pensar que no es un sueño,
que aunque el principio de mi vida no sea el tuyo....
...vas a acompañarme, de la mano, 
porque quien necesita a la otra no eres tú, soy yo.

Hoy empieza mi vida, 
vuelvo a nacer...
vuelvo a tener ilusiones
eres el sol de mi atardecer.

El primer rayo de sol 
que cruza mi ventana
me dice que me apresure,
que mi princesa está en casa

Quiero oír tu risa, 
disfrutar de tu llanto
sentir tu alegría
y tu voz mientras tanto.

La canción de cuna que nunca te canté, 
hablaba del calor del hogar, 
la linda nana que jamás recité, 
te deseaba oír llorar.

lunes, 22 de marzo de 2010

Seguiré caminando...

"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar."
(Antonio Machado)


La vida te lleva por caminos que no sabes de dónde salieron y puede que ni si quiera sepas cómo llegaste a ellos...
Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y es cierto. Hay que aprender de los demás, por supuesto, pero no hay mejor maestro que uno mismo: pensad que vuestros padres siempre os avisan del peligro y ¿qué termina ocurriendo?;pues que hasta que no te caes tú solito no aprendes a levantarte.
La soledad es un buen aliado cuando se trata de aprender y un buen medio para conocerse es un folio en blanco, un bolígrafo y todo lo que tengas que decir (en este caso un teclado de ordenador). Tengo que decir....
Que en mi caso escribir es el primer paso y el último para solucionar mis problemas. Luego resulta que la montaña o no era tan grande como parecía o escogí el mejor camino para dejarla atrás. Mirar hacia atrás nos puede ayudar a no caer en los mismos errores, pero mirar el suelo que pisas puede ayudar a no tropezar (o en su defecto a poder amortiguar el golpe)

No somos más que materia en constante transformación, así que... ¿por qué no pensar el lado positivo de lo que nos pasa? Si nuestra vida va a cambiar en un instante no debemos quedarnos con lo malo.
Reconciliaos con vosotros mismos cada noche, antes de cerrar los ojos y así puede que vuestros sueños sean agradables y no mireis siempre lo que os falta por caminar; de cuando en cuando volved la vista atrás y valorad todo lo que habéis conseguido hasta el momento, pues lo que os falte por recorrer será acompañado de vuestra satisfacción.

domingo, 14 de marzo de 2010

La ignorancia....

El otro dia conocí a un inmigrante en un pub y me puse a hablar con él. Me dijo algo que me impactó tremendamente: "Yo no creo en el racismo, creo en la ignorancia. El que se considera a sí mismo racista no ha pensado que si me corto mi sangre también es roja, por eso creo que el racismo es fruto de la ignorancia"
Se llama Paul, es de Mauritania y musulmán. Ha vivido en varios paises de Europa y tiene un nivel cultural y una ética aplastante, cosas de las que muchas personas del Primer Mundo carecen. Sin embargo es probable que esté viviendo hacinado en un piso con otras veinte personas y mientras tanto hay otros viviendo del cuento...
Dejo el tema un poco en el aire para que reflexionéis.