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miércoles, 25 de enero de 2012

Phoenix

Como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas la música volverá a sonar más bella que nunca. Renacerá en tí todo aquello que se puedo haber perdido, pues no se perdió: tan sólo se estaba gestando...

Aunque una y otra vez hayas errado,
también erraron cuantos han vencido;
cuanto más duro el golpe recibido
más honda la lección que habrá dejado.
Tú puedes rescatar, tu sueño hundido
como al bello tesoro más preciado,
así como del barro y sepultado
vuelve el loto a elevarse florecido.
Si el rumbo que una vez has elegido
palpita como un fuego esperanzado,
no dejes que se apague en el olvido.
Luchar, ya es medio triunfo conquistado,
que no importan las veces que has caído 
  si después de caer te has levantado.
                                                          
E. J. Malinowski 
(Poeta argentino)


domingo, 15 de enero de 2012

A paso de tortuga

Había una vez una tortuga llamada Biruji, Biruji Sánchez. Nadie sabía muy bien por qué, pero se consideraba diferente a las demás.
La vida le había ido dando diversas lecciones y la mayoría de ellas le habían llevado a la misma conclusión: dentro de su caparazón no había lugar para el dolor porque allí no sólo no le harían daño sino que no cometería ningún error. No era infeliz cuando salía de ahí, pero estaba mucho mejor dentro de él.
Tanto se acostumbró a estar en su mundo que sólo salía del caparazón cuando era estrictamente necesario. Pero todo el mundo necesita relacionarse con los demás, incluso ella, para no volverse huraña... y eso es lo que Biruji no sabía; de hecho pensaba todo lo contrario. Creía que no era preciso salir del caparazón - "¿para qué salir con lo bien que se está aquí?" - se decía a sí misma.
Pero las circunstancias de su vida cambiaron y tenía que salir... esta vez lo necesitaba pero ya no sabía cómo hacerlo y pensaba que, bueno... quizás no sería tan malo seguir ahí dentro; al fin y al cabo no molestaba a nadie... o eso creía. Lo cierto es que no le hacía ningún mal seguir encerrada en su mundo, con sus cosas... pero tampoco le hacía ningún bien.
Biruji ya no era una una cría, había crecido. Sólo tenía que hacerse a la idea de que aunque fuese a paso de tortuga tenía que hacer un esfuerzo por averiguar cómo salir de su caparazón...