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domingo, 22 de abril de 2012

El alba


Porque no hay mayor venganza que el perdón

El viento soplaba con fuerza y Ninette extendió los brazos para sentirlo. Traspasaba su blusa y notaba cómo dibujaba todo el contorno de su cuerpo. Le hacía sentir viva notar que el viento pasaba entre sus dedos, que hacía ondear su melena y que le despeinaba las cejas. Ella creía que volar debía ser muy parecido y cuando necesitaba poner su vida en orden le ayudaba a purificar sus malos pensamientos. Aquello de que "la materia no se destruye, se transforma" era en ella un lema incondicional, sólo que en este caso lo que transformaba eran sus pensamientos: lo negativo se depuraba de tal forma que acababa siendo positivo.
Transformaba la rabia en perdón, el odio en amor, el miedo en decisión y así un sinfín de sentimientos que la hacían comportarse como era.
Siempre había tenido la necesidad de ayudar a los demás y de luchar por las "causas perdidas" que para otros eran algunas personas que vagaban como almas en pena. Quería ver el mundo con buenos ojos, pero desgraciadamente no todos tenían ese concepto de su paso por la vida. El mundo era cruel, egoísta, avaricioso, oportunista y muchísimos más adjetivos que lo hacían cada día más gris, más despreciable, más malo. No se podía confiar en nadie ya, pero Ninette se negaba a aceptarlo de este modo. Si estaba en su mano hacer del mundo un lugar mejor para unos pocos su vida tendría sentido.

Aquel atardecer tuvo una revelación. En realidad ya llevaba un tiempo dándole vueltas a su lugar en el mundo, pero siempre era una ayuda especial ese pequeño contacto con la naturaleza en su estado más puro. Su inspiración volvía como por arte de magia cuando estaba ella sola en su más pura desnudez emocional ante la magnificencia de las sabias fuerzas que hacen de este planeta un lugar habitable...
"Normalmente, la gente que lo pasa mal se convierte en mala gente con el tiempo... ¿voy a dejar que eso me ocurra a mi? ¡Jamás! Tengo que demostrarle al mundo que el dolor y el odio se pueden depurar. Me niego a aceptar la vida como es sin luchar por que tenga sentido, por que la gente se vaya a dormir con una sonrisa en los labios. Conseguiré demostrarle a quienes me hacen llorar que soy capaz de hacer sonreír porque, por muy oscuras que sean las noches sin luna a cada puesta de sol le seguirá el beso de un nuevo amanecer"